A menudo escuchamos que un deportista de élite ha donado una cierta cantidad de dinero a una causa benéfica o solidaria, y es un gesto que les honra, que habla bien de su generosidad, pero creo que existe otro tipo de ayuda, que en mi opinión, vale más, y es de la que quiero hablar en la sección de hoy.
Cuando un deportista famoso, con contratos económicos estratosféricos, dona cierto capital, normalmente supone un irrisorio porcentaje de lo que ganan, es hablando mal y pronto, calderilla para ellos. Y no digo que este mal lo que hacen, es más, aunque sea calderilla para ellos, es bastante dinero para la ONG, el hospital o la acción solidaria a la que va destinado el importe, pero es algo que apenas les supone esfuerzo y enseguida corre la noticia como la pólvora por las redes sociales y se les pone como ejemplos. En mi opinión hay ejemplos que «aportan» más.
Ver a Nadal achicar agua en las terribles inundaciones que asolaron Mallorca, es un ejemplo de lo que me refiero, el propio Nadal no quería que la prensa se enterase, el manacorí quería ser un ayudante más, un ayudante anónimo que da su tiempo para ayudar a los demás. Pero en el fondo a Rafael Nadal ya le conocemos, es un ejemplo para todos, es cómo dijo alguno: «El hijo que todos queremos tener» o cómo dijo aquel otro: «Nadal debería ser asignatura obligatoria en los colegios».
Pero la experiencia de Óscar de Marcos, jugador del Athletic de Bilbao, me abrió los ojos y pude ver que hay deportistas de élite que dan algo más que su dinero. A De Marcos es frecuente verle los viernes, siempre y cuando sus exigencias deportivas se lo permiten, en la planta de oncología infantil del Hospital Cruces de Bilbao. Va a dar su tiempo, a dar su cariño, sus ánimos a los niños que lo están pasando mal. Y es algo de lo que él no habla (la noticia se supo bastante tiempo después porque alguien lo filtró en las redes sociales), de hecho, no alardea de estos gestos, De Marcos es un tipo que hace y punto. También se ha sabido que varios veranos ha estado yendo a Perú y África en verano para colaborar en proyectos de zonas desfavorecidas.
Una anécdota que habla del tipo de persona que es, ocurrió cuando a un aficionado bilbaino se le hizo tarde esperando conseguir el autógrafo de su ídolo: De Marcos, esto le hizo perder el último metro a casa. Cual fue su sorpresa al ver que un coche para a su lado. De Marcos es el conductor. Le lleva hasta casa.
Hablando con mi hermano me decía una frase que creo resume el artículo de hoy: de que nos vale ganar tantas medallas, tanta fama, si al final no damos, lo que más importa: el amor.
Sebas Revuelta.
Gran artículo y gran verdad 😉
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Gracias Janfrig!
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